miércoles, 14 de julio de 2010

MARK WOOLLEY



En Badwater no hay opción, o aceptas el calor y haces todo por aceptarlo y disfrutarlo, o es un verdadero infierno.


Hace 7 años el calor me derroto. Éste año hice las paces y lo disfrute. Coordinar un equipo de apoyo es lo más parecido a participar, y realmente me sentí orgulloso de que Mark me hiciera la invitación.


Después de muchos preparativo para la carrera y un poco nervioso Mark arranco con el grupo de las 8 am. Todos estabamos muy entusiasmados, el como corredor y nosotros como sus angeles guardianes.




El equipo estaba integrado por Laura la hija de 15 años de Mark, Vicente Vertiz, Frank y yo, para mí el equipo perfecto. Cada uno contribuyendo con sus talentos personales, entusiasmo, colaboración, sentido del humor, concimientos y energía positivo. Yo sentí nostalgía al recordar cuando hace 7 años estaba en el mismo lugar con una gran ilusión de ser parte de los pocos seres humanos de correr ésta mítica carrera. Y digo pocos, porque más personas han llegado a la cima del Mt. Everest que terminado Badwater. Por otra parte sentí una gran responsabilidad de usar todos mis conocimientos para ayudar a Mark a terminar la carrera. Conocimientos que otros me han ido trasmitiendo a lo largo de mi carrera como ultra fondista, y otros que he ido descubriendo con los años.




















Durante todo el lunes la temperatura promedio 48°C, inclusive a media noche, algo que es dificil de creer, pero que solo sucede en esta parte del planeta. No por otra cosa, se llama "Death Valley". A la altura del kilometro 80 Mark, a 12.7 km después de Stovepipe Wells, el calor de Dead Valley logró lo que siempre busca lograr, y nos vimos por unas horas en una posición desfavorable, cuando por primera ves vimos a nuestro amigo Mark tirado en el acotamiento volviendo el estomago, con una severa deshidratación. Fueron momentos dificiles, donde el peligro fué inminente y tuvimos que tomar una desición rápida. No había tiempo que perder, así que clave la "estaca" con el número 82 (una peculiaridad de ésta carrera, en la que puedes hacer un paréntesis y poder continuar más tarde), subimos a Mark a la camioneta, dí reset al odometro "b" y emprendimos el regreso a Stovepipe Wells a ver un médico. Inmediatamente un doctor le tomó la presión y le reviso sus signos vitales, diagnosticando que estaba bien, pero que había perdido 5 kg de peso en liquidos, por lo que tenía que recuperarlos antes de continuar. Afortunadamente yo llevaba entre mis cosas 3 sobres del unos electrolitos, que yo llamo "Suero Mágico", que había utilizado en el Maratón des Sables (Sahara) y que alguna ves me recomendo Ernesto Rivas (aventurero de varios Eco-Challenge) que en casos de deshidratación es lo mejor que he usado. Durante casí 2 horas estuve sentado al lado de la cama de Mark obligandolo a darle sorbos a un vaso con el "Suero Mágico" ya que se reusaba a tomar. Finalmente, se empezo a sentir mucho mejor, algo que dibujo en todo el equipo una gran sonrisa y volvio a prenderse la llama de la ilusión de llegar a la meta en el portal de Mt. Witney. Hicimos calculos, e inclusive vimos la posibilidad de que lo hiciera en menos de 48 horas, lo que sería premiado con una "Buckle" (Hebilla de Plata).



















Ya era de medía noche cuando regresamos al lugar donde había clavado la "estaca" y Mark se reincorporó a la carrera. Viendo los resultados obtenidos con el "Suero Mágico", le dije a Frank que ahora ibamos a suspender el suministro de electrolitos "Eletewater" por el "Suero Mágico", hasta que se nos agotara.

Una vez que continuamos, pusimos nuestro objetivo en Panamint Springs (115 km), que era el siguiente control de paso, antes de iniciar el asenso hasta Panamint Pass (1766 msnm). La recuperación de Mark fué sorprendente, además de que recupero el apetito, que es fundamental en éste tipo de carreras de larga distancia. Afortunadamente la temperatura bajo un poco, lo que fué de gran ayuda. Cabe mencionar que en paralelo a la deshidratación de Mark, Laura tambíen se deshidrato, pero gracias al "Suero Mágico", se recupero rápidamente.
Aunque Mark ya se sentía mucho mejor, no escatimamos en tomar todas las precausiones posibles, así que Vicente fué acompañandolo durante el mayor tiempo posible, asegurandose de que regulara su paso y no dejara de hidratarse, además de ir platicando con él, algo que es bastante fácil hacer con Vicente. La noche fué larga, y en lo personal, me costo trabajo mantenerme despierto, aprovechando junto con el resto del equipo a dormir por unos minutos, cada 2 o 3 km, cuando parabamos en espera de Mark.

Durante el martes, afortunadamente todo marcho sin problemas y en la noche llegamos a Lone Pine, que es el último control antes de iniciar el asenso al portal de Mt. Witney. Para esas alturas la falta de sueño me estaba afectando, pero por otra parte la ilusión de estar a 20 km de la meta, era suficiente para reponer mis energías. El único que parecia no verse afectado por la falta de sueño era Frank, siempre con una actitud incansable de ayudar, -nadamas parabamos, y Frank se bajaba habría la puerta trasera de la camioneta y tomaba ó preparaba lo que Mark le pedía, cómo si nada-, yo por otra parte, tengo que confesar que estaba conduciendo "por instrumentos", ya que después de tantas veces hacer la misma rutina de parar cuando el odometro marcaba "3 km", poner las intermitentes, apagar las luces, poner el freno de mano, apuntar en mi libreta el kilometraje total, hora y temperatura; después de más de 70 veces, se volvio una rutina que podía realizar en automático, sin tener que estar totalmente despierto.
Para estas alturas, la coordinación que teniamos como equipo era impresionante, las 4 hieleras que llevabamos estaban perfectamente ordenadas, nos sincronizabamos perfectamente. Todo estaba localizado en un lugar especifico, de tal forma que en el momento de necesitarlo, por ejemplo una toallita humeda, navaja suiza, boligrafo, etc. cualquiera sabía donde encontrarlo. El orden, es de suma importancia, más cuando en la camioneta ibamos a full, con espacio limitado, cargando comida de 3 días para todos, equipaje, hielo, más de 100 litros de agua, sillas de camping, 4 hieleras grandes, además de 4 personas, en una camioneta Chevrolet Transverse.




















Cuando llegamos a Lone Pine, fué como llegar a una pre-meta, ya era noche y todos estabamos cansado, obviamente menos Frank, y en segundo lugar Mark. Siguiendo los procedimientos de seguridad del equipo, Vicente no se le despego a Mark y emprendieron el asenso al "Witney Portal", por un momento los perdí de la vista, pero posteriormente los encontre, y lo que sucedio fué que había que dar vuelta a la izquierda en el semaforo que ésta justamente después del "Motel Dow Vila", pero Vicente y Mark lo hicieron una cuadra antes.

El asenso al "Portal" parece nunca tener un fin, por momentos crees que después de la siguiente vuelta llegas, y nada. Laura preparo las banderas tanto de Inglaterra cómo de España, para poder cruzar la meta, la primera por que Mark es Británico y la segunda porque desde hace más de 20 años vive en España. Los ultimos metros antes de la meta fueron fabulosos, todos pareciamos estar frescos como una lechuga, con una sonrisa de oreja a oreja, Vicente seguia con el torso desnudo, tal y como comenzo en Badwater, sin aparentar sentir que la temperatura había bajado a 24°C, que después de estar a 49°C, era relativamente fría. Después de estacionar la camioneta, Laura, Frank y yo, -esta vez dejamos la rutina de preparativos de costumbre-, y corrimos junto a Vicente y Mark, cruzando la meta victoriosamente. La cara de Mark, aunque denotaba el desgaste brutal de haber corrido 217 km con temperaturas altísimas, también reflejaba una felicidad interior dificil de describir, donde una ilusión que empezo hace más de 10 años, finalmente se transformo en realidad. A mi en lo personal, me dió una gran alegría, sentí una satisfacción dificíl de poner en palabras, y creo que todos y cada uno de los integrantes del equipo lo experimento, de haber sido complices de ésta hazaña tan increíble que Mark logró hacer.






































"Mark, que gran corredor de ultra fondo eres, realmente te admiro"

sábado, 10 de julio de 2010

BADWATER

El lunes arranca el ultra Badwater y ahora vine como parte del equipo de apoyo de mi amigo Mark Wooley. Mi mision es que Mark llegue a la meta. La carrera va de Badwater en el Valle de la Muerte a Mt Witney. En 2003 estuve aqui como corredor, pero no termine y me prometi que nunca volveria a pisar el Valle de la Muerte. Correr a temperaturas de mas de 45 grados sobre pavimento no es facil de disfrutar y menos si no estas acostumbrado al calor, como es mi caso. Ahora es diferente, ya que aunque voy a disfrutar el ambiente de esta carrera, no voy a tener que sufrir el calor calcinante. El libro de Records Mundiales pone a Badwater como el lugar en continente americano, donde se han registrado las temperaturas mas altas. Es dificil creer que aqui a media noche el termometro facilmente marca 40 grados centigrados. Hoy por la mañana sali a correr con Mark y Vicente, corrimos de Furnace Creek hacia Badwater y de regreso, lo que me trajo memorias de 2003. El correr en un lugar donde el asfalto alcanza los 200 grados farenheit es dificil de describir, por lo que hay que correr sobre la linea blanca, donde la temperatura es un poco menor.
Conoci a Mark el año pasado durante el Spartathlon y nos volvimos muy buenos amigo. Mark ya tiene muchos años corriendo ultramaratones y lleva ya varios de los mas dificiles ultras, como 5 veces el Ultra Tour du MontBlanc, varios de 24 horas, Spartathlon, y otras mas, asi que seguramente va a terminar Badwater.

martes, 6 de julio de 2010

Son las 5:50 am y estoy frente a mi computadora escribiendo en este blog y mmmm disfrutando un rico café, cuanto me gustaría estar corriendo en el Desierto de los Leones, pero mi pierna izquierda me duele lo sufieciente para detener me en mi instinto por salir a correr. Irónicamente el domingo en la vuelta de reconocimiento de la pista de San Nicolas Totolapan, previo a una carrera de bicicleta de montaña, me caí bastante fuerte y ahorita tengo un moreton del tamaño de la palma de mi mano en el muslo izquierdo y me cuesta trabajo doblar la pierna, lo cual me impide poder correr. Desde el domingo me he estado poniendo hielo, y distintas pomadas anti-inflamatorias con la ilusión de poder reanudar mi rutina diaria de entrenamiento, y si he tenido progreso, pero no lo suficiente para poder correr, así que no me queda de otra que tener paciencia. Aunque el tener que guardar reposo, no me gusta, no me arrepiento de haber me inscrito en la carrera del domingo, que buena carrera, la pista tuvo de todo, secciones técnicas, subidas, cruces de río, y todo bajo un clima humedo como a mi me gusta. Aunque las carreras cortas en las que desde el principio vas a tope no son mi especialidad, y me dolia la pierna, me pude colar en el 4to lugar de la categoría Master 40, además de que le gané a un contrincante del equipo UNAM que en la primera carrera del serial me ganó.
Por otro lado, hoy voy a poder ver parte la tercera etapa del Tour de France, que se corre de Wanze a Arenberg-Porte du Hainaut (213 km), que hoy va a estar muy interesante por los 13.2 km de adoquin, que le van a dar un sabor especial.

jueves, 1 de julio de 2010

Algunas personas me han preguntado en que pienso mientras córro. Casí siempre la primera media hora la ocupo pensando en lo que tengo que hacer durante el día, pero una vez que dejo ya planeado mi día, me concentro en perfeccionar la "forma cómo córro", donde busco un equilibrio entre velocidad y esfuerzo aplicado, que en otras palabras es ir lo más rápido posible si que mis pulsaciones rebasen 130 por minuto.
Hoy se me ocurrio la siguiente hipótesis: sí sincronizo el momento preciso en el que aplicó la fuerza final de despegue durante la zancada y el momento en el que el corazón se contrae, conocido cómo sístole auricular (que dura aproximadamente 0.1 s), la fuerza de empuje puede ser mayor, ya que la presión sanguinea es mayor, y así también el momento de relajación del corazón (diástole cardíaca) que ocurra mientras los músculos gastrocnemios (gemelos) y el sóleo también se descontraen (relajan), que ocurre mientras estamos en el aire (sin contacto con el suelo) puede contribuir a una mejor micro-recuperación muscular -asi le llamo yo-, variación que creo contribuye a incrementar la capacidad aeróbica del organismo, que fisiologicamente es la capacidad del organismo de metabolizar el oxígeno en la sangre.
Ahora, me pregunto cómo poder lograr ésta sincronización.