jueves, 20 de octubre de 2011

Sueños y realidad sobre Spartathlon y otras cosas...



Han transcurrido ya 20 días desde ese primero de octubre, por momentos trato de olvidarlo, pero por más que me esfuerzo no logro olvidarlo, me cuestiono, analizo, pero no encuentro una explicación lógica a la razón que me lleva a sentir esta fijación con el Spartathlon. Creo que no hay día que pase que no pience en él, por momentos me siento satisfecho por haberla terminado en 2010, pero en seguida surge otra vez la "ilusión" de volver a vivirlo, de volver a pisar el mismo pavimento, las mismas banquetas, cruzar los mismos puentes, subir las mismas cuestas, ver las mismas personas, y me cuestiono... en mi interior se que lo puedo volver a lograr, sin embargo, también se lo que implica, especialmente en mi propia realidad, donde cada día mi trabajo me absorbe mas, donde vivir en una ciudad como México, es un obstaculo, ya que para hacer mis entrenamientos, implica invertir por lo menos 1 hr 30 min detras del volante para transportarme a donde entreno, ya que la contaminación en ésta ciudad no me permite poder salir a correr de la puerta de mi casa a correr. A su vez, para no encontrarme con el terrible tráfico, tengo que salir de mi casa a las 4:30 am, para lo que necesito estar en cama no mas tarde de las 9:30 pm, lo que a su vez se traduce en llevar una vida casí de aislamiento social. Por las tardes, tendría que salirme de trabajar a las 6 pm en punto, e ir al gym a dedicarle una hora a hacer pesas y marearme un poco y sobre todo ejercitar mi paciencia corriendo vuelta tras vuelta en la pista cubierta en forma de "8" de 380 metros o subirme a una de las bicis estacionarias, para fortalecer más mis piernas, ya que después de 200 km corriendo el cansancio no es cardiovascular sino muscular, donde especialmente los cuadriceps gritan de dolor. Recuerdo los 10 ultimos kilometros de 2010 antes de llegar a Sparta, durante esa bajada eterna, como me reprochaba a mi mismo, el no haber hecho mas pesas, mientras cada paso era un dolor tortuoso.
Se que para lograrlo, no hay otro camino, y esto implica un compromiso conmigo mismo y a su vez renunciar a una vida normal, que por momentos también me gustaría llevar.
Por momentos sueño en vivir en otro lugar, donde por las mañanas pudiera salir de la puerta de mi casa a correr placenteramente sin contaminación e inseguridad y por las tardes también, que increible sería, pero por el momento eso no puede ser, ya que es practicamente imposible mover mi lugar de trabajo y más aún transformar una ciudad insegura en segura y el "smog" en aire puro...
Esta es mi realidad, y no puedo cambiarla, y finalmente lo que mas me cuesta, no es levantarme temprano y modificar mis horarios, sino la simple idea de manejar de regreso del Desierto de los Leones (lugar de entrenamiento) a mi casa, ese sentimiento de perdida de libertad al estar inmerso en un mar de automoviles que con dificultad encuentran espacio para moverse, donde se siente un ambiente denso de la impotencia de todos los conductores por moverse, que se traduce en agresividad, frustración, ansiedad, al sentir como ser pierde el tiempo sentado detras del volante, viendo el tiempo pasar sin poder llegar... Para mi esa es la peor tortura. Alguna vez intente correr en parques cerca de donde vivo, pero no soporto el aspirar una mezcla de monoxido de carbono, azufre, y un poco de oxigeno, además de que siempre acabe con algún tipo de infección en la vias respiratorias...
  ¡¡Ah, como envidio a los que pueden salir a correr desde la puerta de su casa!!!

lunes, 3 de octubre de 2011

SPARTATHLON 2011

En primer intento en 2009, llegue a la mitad. Para 2010 me prepare todo un ano, mi vida giraba en torno al Spartathlon, de lunes a viernes estaba promediando 36 km diarios, los fines de semana mucho mas. Cuidaba las horas que dormia, lo que comia, periodicamente me daba masajes, y lo termine. Ahora en 2011, simplemente no tuve el tiempo para dedicarle lo que tenia que dedicarle. En esta ocasion en el km 172 mis piernas simplemente ya no dieron mas, por mas que trate, no me fue posible, fueron momentos muy duros, especialmente dentro de mi cabeza, pero hay momento que uno tiene que aceptar una realidad y en ese momento fue parar. En agosto corri los 160 km de Leadville, me costaron trabajo, pero lo logre, pero correr 246 km es totalmente otra historia, especialmente donde los tiempos de corte no te dan tiempo para recuperarte, en otras palabras no hay margen de error.