Me sorprende lo rápido que pasa el tiempo, no hace mucho estaba nervioso y emocionado por empezar a correr el Spartathlon, y ahorita estoy comodamente sentado frente a esta laptop, recordando todo lo que vivi. Me invade un sentimiento de tranquilidad, donde la incertidumbre de enfrentarme a la prueba de resistencia más dura que existe, ya la superé, y que el simple recuerdo, me hace sentir más vivo, donde mi vida cobra mayor sentido, y mi sentido de pertenencia al genero humano es más auténtico, sin espejismos. Y aunque parezca absurdo, el sufriemiento ya no es más sufrimiento cuando solo es un estado de conciencia en transición. Que duro y dolorosos, fueron esos últimos 12 km de bajada hacía Sparta, donde cada paso era como agujas calientes clavandose en mis pies, y aunque comparativamente 12 km es poco, me parecieron una eternidad. Ya una vez en la calle que termina en la estatua de Leonidas, donde ondean las banderas de los paises representados, y el público gritaba y me aplaudia, todo ese dolor desaparecio, con los brazos en alto levante mi bandera y no se como empece a correr más rápido, sentía como estaba a punto de llorar de la emosión, pero creo que ya mi cuerpo estaba casí seco de todo lo que había sudado, y solo sentí ese nudo en la garganta, previo a empezar a llorar. Sentí un profundo sentimiento de nacionalidad de mi país que es México, y al mismo tiempo un sentimiento de agradecimiento hacia mis padres por haberme dado la vida. Por último, subí los escalones donde esta la estatua de Leonidas y al tocar sus pies, -que es la manera representativa de terminar el Spartathlon-, me invadió un sentimiento de orgullo propio, que jámas había sentido. Me pusieron mi corona de laureles, y bebí agua de una vasija de barro griega, por momentos no creí lo que estaba viviendo, y hasta ahora que veo las fotos, me doy cuenta que no fué un sueño, sino que una realidad.
Por mucho, esta es la carrera reina de reinas, la prueba de resistencia mas extenuante en la que he participado. Conocí a la elite de elite mundial de ultradistancia.
Se que regresaré, modificaré varias cosas, otras no. Me siento satisfecho de que todo éste año que me estuve preparando a conciencia todos los días, que levantarme a las 4 am valio la pena.
Mi recuperación fué muy rápida, y 6 días después sin planearlo, corrí el ultramaratón de montaña "Cavalls del Vent" en los Pirineos Catalanes, que fueron 83 km con 600o metros positivos de desnivel, por veredas en momentos sumamente tecnicas. Mis piernas me funcionaron de maravilla, y aunque me fuí conservador, cuidandome, termine en octavo lugar de mi categoria. Mis respetos para la organización, una carrera de primerisima.
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