En Badwater no hay opción, o aceptas el calor y haces todo por aceptarlo y disfrutarlo, o es un verdadero infierno.
Hace 7 años el calor me derroto. Éste año hice las paces y lo disfrute. Coordinar un equipo de apoyo es lo más parecido a participar, y realmente me sentí orgulloso de que Mark me hiciera la invitación.
Después de muchos preparativo para la carrera y un poco nervioso Mark arranco con el grupo de las 8 am. Todos estabamos muy entusiasmados, el como corredor y nosotros como sus angeles guardianes.
El equipo estaba integrado por Laura la hija de 15 años de Mark, Vicente Vertiz, Frank y yo, para mí el equipo perfecto. Cada uno contribuyendo con sus talentos personales, entusiasmo, colaboración, sentido del humor, concimientos y energía positivo. Yo sentí nostalgía al recordar cuando hace 7 años estaba en el mismo lugar con una gran ilusión de ser parte de los pocos seres humanos de correr ésta mítica carrera. Y digo pocos, porque más personas han llegado a la cima del Mt. Everest que terminado Badwater. Por otra parte sentí una gran responsabilidad de usar todos mis conocimientos para ayudar a Mark a terminar la carrera. Conocimientos que otros me han ido trasmitiendo a lo largo de mi carrera como ultra fondista, y otros que he ido descubriendo con los años.
Durante todo el lunes la temperatura promedio 48°C, inclusive a media noche, algo que es dificil de creer, pero que solo sucede en esta parte del planeta. No por otra cosa, se llama "Death Valley". A la altura del kilometro 80 Mark, a 12.7 km después de Stovepipe Wells, el calor de Dead Valley logró lo que siempre busca lograr, y nos vimos por unas horas en una posición desfavorable, cuando por primera ves vimos a nuestro amigo Mark tirado en el acotamiento volviendo el estomago, con una severa deshidratación. Fueron momentos dificiles, donde el peligro fué inminente y tuvimos que tomar una desición rápida. No había tiempo que perder, así que clave la "estaca" con el número 82 (una peculiaridad de ésta carrera, en la que puedes hacer un paréntesis y poder continuar más tarde), subimos a Mark a la camioneta, dí reset al odometro "b" y emprendimos el regreso a Stovepipe Wells a ver un médico. Inmediatamente un doctor le tomó la presión y le reviso sus signos vitales, diagnosticando que estaba bien, pero que había perdido 5 kg de peso en liquidos, por lo que tenía que recuperarlos antes de continuar. Afortunadamente yo llevaba entre mis cosas 3 sobres del unos electrolitos, que yo llamo "Suero Mágico", que había utilizado en el Maratón des Sables (Sahara) y que alguna ves me recomendo Ernesto Rivas (aventurero de varios Eco-Challenge) que en casos de deshidratación es lo mejor que he usado. Durante casí 2 horas estuve sentado al lado de la cama de Mark obligandolo a darle sorbos a un vaso con el "Suero Mágico" ya que se reusaba a tomar. Finalmente, se empezo a sentir mucho mejor, algo que dibujo en todo el equipo una gran sonrisa y volvio a prenderse la llama de la ilusión de llegar a la meta en el portal de Mt. Witney. Hicimos calculos, e inclusive vimos la posibilidad de que lo hiciera en menos de 48 horas, lo que sería premiado con una "Buckle" (Hebilla de Plata).
Ya era de medía noche cuando regresamos al lugar donde había clavado la "estaca" y Mark se reincorporó a la carrera. Viendo los resultados obtenidos con el "Suero Mágico", le dije a Frank que ahora ibamos a suspender el suministro de electrolitos "Eletewater" por el "Suero Mágico", hasta que se nos agotara.
Una vez que continuamos, pusimos nuestro objetivo en Panamint Springs (115 km), que era el siguiente control de paso, antes de iniciar el asenso hasta Panamint Pass (1766 msnm). La recuperación de Mark fué sorprendente, además de que recupero el apetito, que es fundamental en éste tipo de carreras de larga distancia. Afortunadamente la temperatura bajo un poco, lo que fué de gran ayuda. Cabe mencionar que en paralelo a la deshidratación de Mark, Laura tambíen se deshidrato, pero gracias al "Suero Mágico", se recupero rápidamente.
Aunque Mark ya se sentía mucho mejor, no escatimamos en tomar todas las precausiones posibles, así que Vicente fué acompañandolo durante el mayor tiempo posible, asegurandose de que regulara su paso y no dejara de hidratarse, además de ir platicando con él, algo que es bastante fácil hacer con Vicente. La noche fué larga, y en lo personal, me costo trabajo mantenerme despierto, aprovechando junto con el resto del equipo a dormir por unos minutos, cada 2 o 3 km, cuando parabamos en espera de Mark.
Durante el martes, afortunadamente todo marcho sin problemas y en la noche llegamos a Lone Pine, que es el último control antes de iniciar el asenso al portal de Mt. Witney. Para esas alturas la falta de sueño me estaba afectando, pero por otra parte la ilusión de estar a 20 km de la meta, era suficiente para reponer mis energías. El único que parecia no verse afectado por la falta de sueño era Frank, siempre con una actitud incansable de ayudar, -nadamas parabamos, y Frank se bajaba habría la puerta trasera de la camioneta y tomaba ó preparaba lo que Mark le pedía, cómo si nada-, yo por otra parte, tengo que confesar que estaba conduciendo "por instrumentos", ya que después de tantas veces hacer la misma rutina de parar cuando el odometro marcaba "3 km", poner las intermitentes, apagar las luces, poner el freno de mano, apuntar en mi libreta el kilometraje total, hora y temperatura; después de más de 70 veces, se volvio una rutina que podía realizar en automático, sin tener que estar totalmente despierto.
Para estas alturas, la coordinación que teniamos como equipo era impresionante, las 4 hieleras que llevabamos estaban perfectamente ordenadas, nos sincronizabamos perfectamente. Todo estaba localizado en un lugar especifico, de tal forma que en el momento de necesitarlo, por ejemplo una toallita humeda, navaja suiza, boligrafo, etc. cualquiera sabía donde encontrarlo. El orden, es de suma importancia, más cuando en la camioneta ibamos a full, con espacio limitado, cargando comida de 3 días para todos, equipaje, hielo, más de 100 litros de agua, sillas de camping, 4 hieleras grandes, además de 4 personas, en una camioneta Chevrolet Transverse.
Cuando llegamos a Lone Pine, fué como llegar a una pre-meta, ya era noche y todos estabamos cansado, obviamente menos Frank, y en segundo lugar Mark. Siguiendo los procedimientos de seguridad del equipo, Vicente no se le despego a Mark y emprendieron el asenso al "Witney Portal", por un momento los perdí de la vista, pero posteriormente los encontre, y lo que sucedio fué que había que dar vuelta a la izquierda en el semaforo que ésta justamente después del "Motel Dow Vila", pero Vicente y Mark lo hicieron una cuadra antes.
El asenso al "Portal" parece nunca tener un fin, por momentos crees que después de la siguiente vuelta llegas, y nada. Laura preparo las banderas tanto de Inglaterra cómo de España, para poder cruzar la meta, la primera por que Mark es Británico y la segunda porque desde hace más de 20 años vive en España. Los ultimos metros antes de la meta fueron fabulosos, todos pareciamos estar frescos como una lechuga, con una sonrisa de oreja a oreja, Vicente seguia con el torso desnudo, tal y como comenzo en Badwater, sin aparentar sentir que la temperatura había bajado a 24°C, que después de estar a 49°C, era relativamente fría. Después de estacionar la camioneta, Laura, Frank y yo, -esta vez dejamos la rutina de preparativos de costumbre-, y corrimos junto a Vicente y Mark, cruzando la meta victoriosamente. La cara de Mark, aunque denotaba el desgaste brutal de haber corrido 217 km con temperaturas altísimas, también reflejaba una felicidad interior dificil de describir, donde una ilusión que empezo hace más de 10 años, finalmente se transformo en realidad. A mi en lo personal, me dió una gran alegría, sentí una satisfacción dificíl de poner en palabras, y creo que todos y cada uno de los integrantes del equipo lo experimento, de haber sido complices de ésta hazaña tan increíble que Mark logró hacer.
El asenso al "Portal" parece nunca tener un fin, por momentos crees que después de la siguiente vuelta llegas, y nada. Laura preparo las banderas tanto de Inglaterra cómo de España, para poder cruzar la meta, la primera por que Mark es Británico y la segunda porque desde hace más de 20 años vive en España. Los ultimos metros antes de la meta fueron fabulosos, todos pareciamos estar frescos como una lechuga, con una sonrisa de oreja a oreja, Vicente seguia con el torso desnudo, tal y como comenzo en Badwater, sin aparentar sentir que la temperatura había bajado a 24°C, que después de estar a 49°C, era relativamente fría. Después de estacionar la camioneta, Laura, Frank y yo, -esta vez dejamos la rutina de preparativos de costumbre-, y corrimos junto a Vicente y Mark, cruzando la meta victoriosamente. La cara de Mark, aunque denotaba el desgaste brutal de haber corrido 217 km con temperaturas altísimas, también reflejaba una felicidad interior dificil de describir, donde una ilusión que empezo hace más de 10 años, finalmente se transformo en realidad. A mi en lo personal, me dió una gran alegría, sentí una satisfacción dificíl de poner en palabras, y creo que todos y cada uno de los integrantes del equipo lo experimento, de haber sido complices de ésta hazaña tan increíble que Mark logró hacer.
2 comentarios:
Que gran carrera es Badwater, tuve la suerte de hacer de pacer de mi hermano el pasado año.Luis pasame la marca del "Suero Magico", parece que es milagroso.
Por cierto el próximo año ya tengo carrera Spartatlhon , te voy ha seguir este año desde internet.
Un fuerte abrazo.
Jaume
En este carrera solo puse las piernas. El resto del equipo pusierón el resto de lo que faltaba para llegar a meta. Y a mi me siento tremendamente orgulloso e afortudado a tener amigos como Luis y Vicente. Espero que el equipo se forma de nuevo el año que viene pero con un cambio de papeles. Un abrazo, Mark.
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